Bienvenidos a Fotoartis

Este blog nació en octubre de 2007 para aprobar una asignatura. Entonces Fotoartis era un espacio dedicado a la fotografía en general, y muy especialmente a la fotografía artística.
Pero ahora Fotoartis entra en una nueva etapa. Ahora será un blog personal, aunque mantendrá el nombre porque le he cogido cariño.

BIENVENIDOS TODOS. RAY COY.

lunes, 27 de octubre de 2008

Dulce introducción al caos

Tarde de lunes. Fuera ya ha anochecido y hace frío. Yo estoy dándole a la tecla en el sofá, calentita con mi pijama de los osos amorosos (a mis años y con mi cuerpo, y con estas pintas...). Definitivamente no me gusta el cambio de hora: anochece antes, y esta mañana cuando iba hacia el trabajo ya era de día. Me gustaba cruzar el puente de noche, era como cuando lo atravesaba por la tarde-noche de vuelta de la facultad. Esa facultad a la que regreso como alumna el día 14. Es que se me pasó contaros que me admitieron en el doctorado. Últimamente no sé dónde tengo la cabeza.
Estoy rara, como raras van a ser estas dos próximas semanas. Para empezar sólo trabajo de lunes a jueves. Para colmo, el tipo que estaba en el turno de tarde ha cambiado su horario y desde hoy va de mañana. Eso supone que yo tengo que ir sentándome donde buenamente pueda porque yo trabajaba con su ordenador, y quizá algún día pringue por la tarde. O lo mismo mi jefe, ese hombre tan simpático y amable (nótese la ironía), me dice que vaya de tarde los días que me quedan de becaria. Y un huevo. Estar en un puesto distinto al que ofertaron y tres cambios de horario me parecen pitorreo. Mi madre dice que me trague mi orgullo, que están muy contentos conmigo, que a ver si por sacar ahora los pies del tiesto me juego que no me contraten. ¡Qué me van a contratar, si ni siquiera me van a proponer que renueve las prácticas! Hoy he visto en la web de la Universidad que ya han solicitado nuevos becarios para que se incorporen el día 10. Digo yo que si tuvieran algún interés en mí me habrían consultado si me interesaba renovar. Y no, no lo han hecho. Me voy a quedar con las ganas de decirles que para la mierda que pagan no me arrastro otros tres meses.
Y para rematar el día, leo en el periódico gratuito 20 minutos una noticia sobre la exposición virtual en la que estuve trabajando este verano. Resulta que estará disponible en internet a partir del día 31. Lo último que yo hablé con la jefa de la biblioteca es que me llamaría para que me llegase al Fondo Antiguo, donde me explicarían cómo subir los textos. Se ve que otro ha hecho ese trabajo, pero digo yo que lo mínimo es que me lo comunicasen, que todavía estoy aquí esperando que me avisen para ir al Fondo...
La semana ha empezado mal, todo lo contrario de como he acabado la pasada. Me he pasado el fin de semana entre Jerez y Chipiona. El viernes, concierto de Extremoduro. Me aburrí un poco porque hasta esa noche sólo me sabía la letra de Jesucristo García, y la tocaron casi al final. Pero con Extremoduro me ha ocurrido lo mismo que con Marea en el concierto de Sanlúcar de 2007. Verlos tocar en directo ha sido todo un descubrimiento. Tanto, que hoy a mediodía, al salir del trabajo, me he dado un paseo hasta la FNAC para comprarme el último disco. Y me encanta :).
El sábado me lo pasé mejor, y eso que salí de discoteca, cosa que no me gusta nada. ¡Yo en una discoteca! ¡Yo bailando! Increíble. Inevitablemente me acordé de R. De cuando salíamos de noche y tenía que aguantar a los gilipollas de sus amigos por estar un rato con él. También pensé en él cuando volvíamos para Chipiona en el coche. No sé, supongo que pasar el fin de semana rodeada de parejas felices me ha removido demasiadas cosas por dentro. Pero a pesar de ello me lo pasé muy bien. Gracias, Copper :). Y ya sabéis J. y tú que el concierto de Mägo de Oz corre por mi cuenta, que no me habéis dejado pagar nada.
Como estoy escuchando el último disco de Extremoduro y estoy un poco tristona, os dejo dos canciones del último disco:
-Primer movimiento. El sueño:
"Mientras tanto pasan las horas.
Sueño que despierto a su vera.
Me pregunto si estará sola
y ardo dentro de una hoguera".
Dulce introducción al caos.

domingo, 19 de octubre de 2008

Largo domingo de hartazgo

Ya lo dije hace un tiempo: odio los domingos. Y este domingo no iba a ser menos: llueve, estoy apática y soltera. Tengo hambre, me levanto para comerme una "tostá" con mantequilla y cuando entro en la cocina ya no siento hambre. ¿Alguien me entiende? Lo más emocionante que he hecho hoy ha sido coser por primera vez los bajos de unos vaqueros. Todo un planazo, sí señor.
Espero que el próximo fin de semana sea mejor, ¿verdad, Copper? Bueno, siempre que no suspendan el concierto de Extremoduro por lluvia o que Robe deje de cantar si hay gente en la calle escuchando el concierto. ¿Me cojo el Trivial por si acaso o tú tienes uno?
Ayer el día lo pasé más entretenido porque estuve comprando ropa y leyendo. No es que me guste ir de compras, pero resulta agradable hacerlo cuando encuentro cosas que me gustan y me quedan bien.
Por segunda semana consecutiva he tenido que suspender mi visita a Granada... ¿Por qué hace sol de lunes a viernes, y el sábado empieza a llover?
Al mal tiempo, buena cara, y nada mejor que hacerlo con un poco de humor de la mano de un tío que es querido y odiado a partes iguales por estos lares, pero que es quien está levantando la audiencia de Canal Sur 2. Disfrutad la pizarra de Manu Sánchez sobre la Historia de Andalucía:
P.D. 1: si el otro día dije que había canciones que últimamente me perseguían, la música no es lo único que lo hace. Llevo un mes encontrándome con "el eslabón perdido", ese amigo putero y descerebrado de mi ex novio. Es normal que lo vea por la zona donde ambos trabajamos, pero es que ayer me lo encontré por la mañana en otro sitio. Mientras sea a él a quien me encuentre y no a mi ex novio...
P.D. 2: el título de mi entrada juega con el nombre de una película que vi ayer, Largo domingo de noviazgo. Hartazgo hay mucho en mi vida, noviazgo... na de na :(.
P.D. 3: Ésta es mi entrada nº 69... encima con cachondeíto.
P.D. 4: Odio los domingos... ya lo había dicho ¿no? Pues eso, que los odio. ¬_¬

jueves, 16 de octubre de 2008

Canciones que me persiguen

Hay dos canciones que llevan como una semana persiguiéndome: Tenía tanto que darte y Lili Marleen. Tenía tanto que darte de Nena Daconte es más lógico porque suena a todas horas, pero lo de Lili Marleen en la versión de Lale Andersen ya es más raro...
La de Nena Daconte empecé escuchándola en la radio, después me la encontré en un blog, más tarde en un programa de televisión, y finalmente me persigue hasta en el trabajo.
Y lo de Lili Marleen es más curioso porque me llegó un correo de un profesor mío por si quiero publicar algo en el especial de propaganda de guerra que va a sacar una revista universitaria y pensé que a lo mejor era una buena ocasión para escribir sobre la canción de Lale Andersen. Esa misma noche, en un programa de karaoke de la tele... ¡cantan Lili Marleen! Me pongo a buscar documentación por internet sobre la canción y descubro que hace pocas semanas Rosa Sala ha publicado un libro sobre ella.
Ahí os dejo los enlaces de las canciones, disfrutadlas:


lunes, 13 de octubre de 2008

El chico del desengaño nº 4

Con él parecen no servir los escotes. Se pasa el tiempo mirándome a los ojos y sólo desvía la mirada a mis labios si me como un canutillo o me meto en la boca una cucharada de nata montada. ¿Y para eso pierdo yo media mañana probándome ropa?
Con R. todo era más simple. Era acción-reacción. En cambio éste… no sé de qué va, me desconcierta. Va de amigo que sabe escuchar, con el que puedo hablar de cualquier cosa porque los temas salen solos, me hace reír y me siento muy a gusto con él. Pero de otra cosa… na de na. Y ser amigos está muy bien, pero lo otro estaría mucho mejor…
Mis insinuaciones no encuentran freno pero tampoco una respuesta afirmativa. Me desconcierta, me confunde. Si quiere jugar, que se compre la Play Station. Si quiere algo, que lo diga claro de una vez, que ya son muchos meses de tira y afloja. Y si no quiere nada, que también lo diga de una vez, que ni me cabreo ni dejo de ser su amiga. Sé aceptar las derrotas.
Bonita tarde la del otro día, maldita noche la de ayer. Quería mencionarlo aquí con otro nombre, pero por el momento va a seguir siendo “el chico del desengaño nº 4”.

sábado, 11 de octubre de 2008

11 de octubre

Hace siete años todo empezó una mañana como ésta. Habíamos quedado a las 12 junto a la biblioteca. Ya no recuerdo si me salté una clase o si ese día sabía que iba a faltarme un profesor, el caso es que me fui a la cita antes de que se acabara el recreo.
Di una vuelta enorme para llegar a la biblioteca porque si iba por el camino más corto me arriesgaba a encontrarme a mi abuela, y a ver qué excusa le ponía para andar a esas horas en la calle. Iba nerviosa, o más bien atacada, y cuando me estaba acercando lo vi asomarse por la reja, buscándome. Entonces pensé algo así como "ahí está, todavía estás a tiempo de marcharte". Pero no me fui. Pasé la reja, y allí estaba, apoyado en un árbol, dándome la espalda. Esa espalda que tiempo después yo recorrería con mis uñas y que atraería contra mi cuerpo, pero por aquel entonces no sabía que eso sucedería algún día.
-¿R.?
-¿Ray?
Aún no sé cómo me salió la voz del cuerpo, cómo fui capaz de pronunciar su nombre. Y recuerdo su mirada y su sonrisa, su expresión de alegre sorpresa. Caminamos hasta una plaza próxima y estuvimos allí sentados en un banco más de media hora. Todavía hoy paso por allí y se me dibuja una sonrisa... Nuestro banco... Anda que no eché yo allí mañanas de miércoles huelguistas...
Hoy está lloviendo mucho. Hace siete años creo recordar que el día estaba grisáceo pero no llovió aunque sí hizo fresco. Yo llevaba puesta una camisa elástica de cuadros (era novata pero no tonta, que era perfectamente consciente de la pedazo de delantera que me hacía esa camisa), cazadora y pantalones vaqueros y unos botines. También me recuerdo más delgada que ahora y con el pelo más oscuro. Y más ingenua, y menos triste, y más soñadora, y menos dolida. ¡Cuánto daría por volver a tener aquellos 16 años!
Llevábamos poco tiempo sentados y él me besó, y yo pensé que aquello no era lo que yo me había imaginado. Después de media hora nos despedimos. Él tenía que volver a la biblioteca y yo debía regresar al instituto. Pero a mí se me hizo tarde y me fui a mi casa andando porque necesitaba reflexionar.
Por la tarde me mandó un mensaje diciéndome que le gustaba y que esperaba no haberse pasado ni haberse quedado corto. Es curioso cómo recuerdo sus palabras pero no soy capaz de recordar si le contesté. Probablemente no lo hice porque aquel día pensé que aquello no iba a ir a mucho más.
¡Pero cómo cambian las cosas! Al principio era él quien parecía muy interesado en mí y yo me dejaba llevar, me gustaba gustarle (¿te suena eso de algo, Copper?). Y en poco tiempo cambiaron las tornas, y fue él quien se dejó llevar y yo, tonta de mí, me enamoré como una imbécil. A pesar de saber que él nunca me iba a querer. A pesar de que me tratara un día bien y otro mal. A pesar de que tonteara con mis amigas delante de mis narices (y yo jamás hice nada por miedo a perderlo).
Casi coincidiendo con "nuestro aniversario", él ha vuelto a mi vida después de dos años de ausencia, como ya sabéis por las últimas entradas. Él es ese nuevo-viejo camino, ese camino pedregoso que me ha dejado los pies y el alma heridos. Sé que él no caerá en la cuenta del día que es hoy, y que si se acordara le importaría un huevo, así de claro. Pero yo sí me acuerdo y pienso que aquello que empezó un día como hoy no debería haberse alargado tanto en el tiempo. No me arrepiento de que entrara en mi vida pero sí me arrepiento y me avergüenzo de la Ray en la que aquel amor me convirtió. Yo, que cuando quiero tengo mucho orgullo y más cojones que el caballo de Espartero, con él era una hoja indefensa que se dejaba mecer por el viento. Y ya se sabe que el viento trastorna.
Ahora toca lamerse las heridas, como la gata que soy. Hoy había planeado pasar la mañana en Granada, haciendo fotos y meditando. Pero la maldita alerta naranja ha hecho que me quede aquí :(. Quizá esta tarde ocurra algo que haga que el 11 de octubre deje de ser una fecha tan agridulce. De momento no adelanto nada porque soy supersticiosa. Y si la lluvia impide que salga de mi casa me pasaré la tarde en el sofá, tapada con mi colcha leyendo Perdona si te llamo amor, que me tiene enganchadísima. Me daba miedo leer esta novela, por aquello de que narra la historia de amor de una adolescente y un tío de 37 años, pero aunque algunas cosas me recuerdan a lo mío con R., creo que el libro está teniendo un efecto catártico en mí.
Lo dicho, que si pasa algo, ya os lo contaré. Y para no dejar mal sabor de boca después de esta entrada, algo de música: http://es.youtube.com/watch?v=GOc3prnESsw

jueves, 9 de octubre de 2008

Camino pedregoso

El nuevo-viejo camino es pedregoso y ella anda descalza. Aguantó las primeras heridas pensando que quizá las piedras sólo estarían al comienzo y que si continuaba encontraría hierba húmeda y refrescante. O quizá arena suave y dorada, de ésa que calienta los pies pero no quema. Pero no. El camino sólo tenía piedras, y no eran precisamente cantos rodados.
Los pies le sangran, y ella llora y maldice su destino y su suerte. El nuevo-viejo camino es traicionero, como siempre lo fue. ¿Cuándo aprenderá que los caminos no cambian? Las circunstancias son otras, pero el camino es el mismo. Andar por él sigue doliendo. Y no sólo le duelen los pies sino también el alma. Y ahí no valen tiritas ni yodo.
Ella ha estado andando una semana pero ayer decidió hacer un alto en el camino para curarse las heridas y reflexionar si seguir o no. Y después de pensarlo ha empezado a alejarse del sendero pedregoso para volver al camino que había llevado hasta hace una semana.
El nuevo-viejo camino está habitado por un fantasma que no sabe que ella ha abandonado. Y ella intuye que él, antes o después, se dará cuenta y volverá a aparecer. Como si nada hubiese pasado, como si en vez de piedras estuviera hecho de baldosas amarillas.

martes, 7 de octubre de 2008

Vértigo

Pensó que el nuevo-viejo camino no sería más que un espejismo. Pero no, se equivocó. El camino seguía ahí, ante sus ojos, y no parecía acabar de inmediato. ¿Debía alegrarse? Al principio creyó que sí pero ahora tenía dudas. Sentía que el suelo se movía bajo sus pies, pero en realidad era ella quien temblaba. Las cosas no estaban yendo como pensaba que irían. O como tantas veces deseó que fueran. "Sigue caminando", decía un letrero que acababa de encontrar. Seguía estando sola y volvía a quedarse quieta. Bueno, todo lo quieta que le permitían los nervios.

sábado, 4 de octubre de 2008

El nuevo-viejo camino

Después de mucho pensarlo, ella decidió echar a andar por el nuevo-viejo camino. Ya sabía lo que era abandonar aquel sendero, ya lo había vivido dos años atrás. El recuerdo de los días de llantos cuando aquel camino acabó le volvían a la memoria pero también se acordaba de las inmensas alegrías que vivió mientras transitó por él .
Lo pensó mucho y el miedo y la euforia se turnaban en su ánimo. Pensó y pensó, y creyó que ella se merecía otra oportunidad. Nunca creyó en las casualidades y siempre sintió que el recuerdo perenne de aquel viejo camino significaba que antes o después volvería a verlo ante sus ojos. Y ahora que ese presentimiento se había cumplido no estaba dispuesta a tirar hacia otro lado y arrepentirse después de su cobardía. Ahora quería descubrir cómo sería andar nuevamente por ese nuevo-viejo camino. Durara lo que durara.

jueves, 2 de octubre de 2008

Está sola y quieta

Está sola y quieta. Ante ella se abren dos caminos y no sabe cuál tomar. Tiene la sensación de que elija el camino que elija, acabará arrepintiéndose. O lo que es peor, se equivocará.
Hacía dos años que había comenzado a andar hacia no sabía dónde pero siempre hacia adelante. A veces tenía la tentación de volver sobre sus pasos y regresar al punto de partida. Pero jamás se decidió a hacerlo. Cuando las fuerzas le flaqueaban, se limitaba a girar la cabeza y mirar lo que llevaba andado. Se lamentaba de haber comenzado a andar pero no dejaba de hacerlo.
Cuando hace dos años comenzó aquel viaje sin destino claro, nunca pensó que lo que había dejado atrás volviese a aparecer un día ante sus ojos. Lo deseaba, sí, pero siempre creyó que aquellos pensamientos eran simples deseos y no intuiciones. Pero no, se había equivocado. Como si de un laberinto se tratase, el camino que había andado se abrió de nuevo ante ella.
¿Qué hacer ahora? ¿Qué dirección tomar? Dos caminos. Uno de ellos conocido, pero que después de dos años podía haber cambiado. A mejor o a peor, eso no lo sabría si no lo andaba. La otra opción es continuar por donde iba hasta ahora, seguir huyendo hacia adelante. Quizá si seguía por allí, las cosas mejorarían (aunque si en dos años no lo habían hecho...).
Dos caminos ante sus ojos y ella está sola y quieta sin saber cuál tomar. Haga lo que haga, intuye que se equivocará.