Tarde de lunes. Fuera ya ha anochecido y hace frío. Yo estoy dándole a la tecla en el sofá, calentita con mi pijama de los osos amorosos (a mis años y con mi cuerpo, y con estas pintas...). Definitivamente no me gusta el cambio de hora: anochece antes, y esta mañana cuando iba hacia el trabajo ya era de día. Me gustaba cruzar el puente de noche, era como cuando lo atravesaba por la tarde-noche de vuelta de la facultad. Esa facultad a la que regreso como alumna el día 14. Es que se me pasó contaros que me admitieron en el doctorado. Últimamente no sé dónde tengo la cabeza.
Estoy rara, como raras van a ser estas dos próximas semanas. Para empezar sólo trabajo de lunes a jueves. Para colmo, el tipo que estaba en el turno de tarde ha cambiado su horario y desde hoy va de mañana. Eso supone que yo tengo que ir sentándome donde buenamente pueda porque yo trabajaba con su ordenador, y quizá algún día pringue por la tarde. O lo mismo mi jefe, ese hombre tan simpático y amable (nótese la ironía), me dice que vaya de tarde los días que me quedan de becaria. Y un huevo. Estar en un puesto distinto al que ofertaron y tres cambios de horario me parecen pitorreo. Mi madre dice que me trague mi orgullo, que están muy contentos conmigo, que a ver si por sacar ahora los pies del tiesto me juego que no me contraten. ¡Qué me van a contratar, si ni siquiera me van a proponer que renueve las prácticas! Hoy he visto en la web de la Universidad que ya han solicitado nuevos becarios para que se incorporen el día 10. Digo yo que si tuvieran algún interés en mí me habrían consultado si me interesaba renovar. Y no, no lo han hecho. Me voy a quedar con las ganas de decirles que para la mierda que pagan no me arrastro otros tres meses.
Y para rematar el día, leo en el periódico gratuito 20 minutos una noticia sobre la exposición virtual en la que estuve trabajando este verano. Resulta que estará disponible en internet a partir del día 31. Lo último que yo hablé con la jefa de la biblioteca es que me llamaría para que me llegase al Fondo Antiguo, donde me explicarían cómo subir los textos. Se ve que otro ha hecho ese trabajo, pero digo yo que lo mínimo es que me lo comunicasen, que todavía estoy aquí esperando que me avisen para ir al Fondo...
La semana ha empezado mal, todo lo contrario de como he acabado la pasada. Me he pasado el fin de semana entre Jerez y Chipiona. El viernes, concierto de Extremoduro. Me aburrí un poco porque hasta esa noche sólo me sabía la letra de Jesucristo García, y la tocaron casi al final. Pero con Extremoduro me ha ocurrido lo mismo que con Marea en el concierto de Sanlúcar de 2007. Verlos tocar en directo ha sido todo un descubrimiento. Tanto, que hoy a mediodía, al salir del trabajo, me he dado un paseo hasta la FNAC para comprarme el último disco. Y me encanta :).
El sábado me lo pasé mejor, y eso que salí de discoteca, cosa que no me gusta nada. ¡Yo en una discoteca! ¡Yo bailando! Increíble. Inevitablemente me acordé de R. De cuando salíamos de noche y tenía que aguantar a los gilipollas de sus amigos por estar un rato con él. También pensé en él cuando volvíamos para Chipiona en el coche. No sé, supongo que pasar el fin de semana rodeada de parejas felices me ha removido demasiadas cosas por dentro. Pero a pesar de ello me lo pasé muy bien. Gracias, Copper :). Y ya sabéis J. y tú que el concierto de Mägo de Oz corre por mi cuenta, que no me habéis dejado pagar nada.
Como estoy escuchando el último disco de Extremoduro y estoy un poco tristona, os dejo dos canciones del último disco:
-Dulce introducción al caos: http://es.youtube.com/watch?v=GeByxJVc7jk&feature=related
-Primer movimiento. El sueño:
"Mientras tanto pasan las horas.
Sueño que despierto a su vera.
Me pregunto si estará sola
y ardo dentro de una hoguera".
Dulce introducción al caos.