Llevo sin escribir más de un mes por problemas técnicos porque ando sin ordenador. Resulta que a mediados de julio mi portátil decidió poner color en su vida y la pantalla se volvió morada con rayas de colores. Muy mona, sí, pero no se veía una leche. Parece que el problema era la tarjeta gráfica pero los señores del servicio técnico han decidido que como la garantía se me acaba en navidades, se quedan mi ordenador y me devuelven íntegramente (¡!) el dinero que me costó. O lo que es lo mismo, voy a tener un portátil nuevo y me va a sobrar un buen pellizco, así que guardaré ese dinero sobrante para cambiar dentro de un tiempo mi impresora por una láser a color. Alguien diría que no hay mal que por bien no venga, pero, hombre, yo a "mi niño chico" le tenía cariño y salvo el problema de la tarjeta gráfica, por lo demás estaba muy bien y no pensaba comprarme otro ordenador en bastante tiempo. Calculo que en menos de dos semanas ya tendré el ordenador nuevo, así que podré volver a escribir con normalidad (ahora he aprovechado que el ordenador de mis padres se está portando bien y funciona, que no siempre ocurre).
Lo malo de llevar tanto tiempo sin ordenador es que en estos días he leído una decena de libros sobre la Inquisición para mi tesis y tengo un taco considerable de papeles con resúmenes, y todo eso tendré que pasarlo al ordenador :S. ¡Qué mes de septiembre más entretenido voy a tener! Intentar leer toda la documentación que tengo en el menor tiempo posible es peligroso porque si sigo a este ritmo, acabaré afeitándome la cabeza y haciéndome llamar Torquemada.
Y bueno, mi vida no ha dado más de sí en este mes y pico de ausencia. Ah, corrijo, he estado dos sábados en la playa, y el segundo fue bastante accidentado: sombrillas voladoras, marea alta, una ola me tiró y me eché la rodilla abajo... Hacía tiempo que no me reía tanto.
Cuando no me he reído ha sido esta mañana, que he abierto mi correo electrónico y me he encontrado un correo de R. Sí, vuelve a la carga después de ocho o nueve meses sin dar señales de vida. Y lo mejor es que lo que me ha enviado han sido unas fotos que no he querido abrir pero los destinatarios éramos sólo mujeres. Por el asunto parece que son unas fotos de este domingo, de una reunión, supongo. Lo que no entiendo es a qué viene que me las mande a mí, aunque se me ocurren varias opciones: 1) me las ha enviado por error porque me tiene metida en algún grupo de contactos, pero como desde diciembre no me envía nada, la posibilidad del error pierde fuerza; 2) quiere que vea lo feliz que es (hay que ser mamón...); 3) tiene ganas de joder (en los dos sentidos que se os han ocurrido) y me manda el correo para provocar que yo le escriba, a ver si pico y retomamos el contacto; y 4) su vida es una mierda y como dentro de dos semanas cumple 35 y siempre ha odiado cumplir años, quiere que le dé cariño. Quizá haya más posibilidades, pero sea cual sea el motivo de haberme mandado el correo, se va a comer lo mismo que la Madre Pelusa porque no le pienso contestar. Estoy cansada de él y de sus (malos) recuerdos.