Esta mañana he ido al dentista después de muchísimos años sin pasar por allí. A pesar de mis múltiples achaques y de lo mucho que me quejo, soy muy descuidada para ir al médico, y con el dentista me pasa lo mismo.
Dentista-¿Cuánto tiempo hace que no te revisas?
Ray-Puff, muchísimos años, ya ni me acuerdo.
Dentista-¿La última vez fue antes de 2001?
Ray-Sí, seguro.
Me revisa una dentista y me dice que tengo los dientes muy bien y que de momento ella no me recomienda que me saque las muelas del juicio (con la lata que me dan). Me recomienda una limpieza dental y me dice que cuando el muchacho que las hace termine con la paciente que está, entro yo.
Había visto antes al muchacho-dentista, pero no le había echado cuenta (raro, teniendo en cuenta que escaneo a todos los tíos, jeje). Me llama el muchacho, entro y durante la sesión me enamoro :). El chico es mono y parece algo mayor que yo (como a mí me gustan). Total, que me siento, me pregunta si me he hecho alguna vez una limpieza, y me pone un plástico por el pecho:
Ray- (sonrisa jocosa) ¿Esto qué es? ¿Por si me desangro? :)
Dentista- (riéndose) ¡Noooo! ¡Jajajajaja! Es que el aparato echa mucha agua y es para que no te mojes. No, mujer, esto no duele :)
¿Cómo le he echado tanto morro al asunto y le he soltado eso? ¡Si yo soy lo más tímida del mundo! Sea como sea, al muchacho le he caído simpática y charla conmigo, pero yo sólo puedo responderle con monosílabos porque tengo un tubo aspirándome dentro de la boca. ¿Cómo puñetas voy a ligar con él si tengo la boca ocupada?
Me dice su nombre (José Antonio) y él se sabe ya el mío, se lo ha aprendido a la primera y no ha titubeado al pronunciarlo. Y con eso gana muchos puntos :).
Yo por lo general no pienso que a un tío le guste, la última vez que lo pensé fue con F., más conocido por aquí como "chico del desengaño nº4" y me equivoqué :(. Pero con el dentista he notado algo: demasiado simpático conmigo, se ha reído con mi broma, me sonreía todo el tiempo, me miraba raro, como cariñoso, me cogió la mano (!) y me tocó suavemente el pelo cuando me tumbé en el sillón. ¿Veo cosas donde no las hay o ese tío estaba ligando? ¡Ay! ¡Qué lástima que al dentista sólo haya que ir una vez al año!
Bueno... La clínica dental está a 5 minutos de casa de mi abuela y yo voy por allí casi todos los días. Y sé que él entra a trabajar a las 10. Quién sabe, lo mismo el destino nos vuelve a unir...