Después de mucho pensarlo, ella decidió echar a andar por el nuevo-viejo camino. Ya sabía lo que era abandonar aquel sendero, ya lo había vivido dos años atrás. El recuerdo de los días de llantos cuando aquel camino acabó le volvían a la memoria pero también se acordaba de las inmensas alegrías que vivió mientras transitó por él .
Lo pensó mucho y el miedo y la euforia se turnaban en su ánimo. Pensó y pensó, y creyó que ella se merecía otra oportunidad. Nunca creyó en las casualidades y siempre sintió que el recuerdo perenne de aquel viejo camino significaba que antes o después volvería a verlo ante sus ojos. Y ahora que ese presentimiento se había cumplido no estaba dispuesta a tirar hacia otro lado y arrepentirse después de su cobardía. Ahora quería descubrir cómo sería andar nuevamente por ese nuevo-viejo camino. Durara lo que durara.
1 comentario:
pero recuerda que siempre puedes desandar lo andado y volver a tu camino. porque más vale un cobarde feliz, que un valiente triste que no consigue ver el fruto de su esfuerzo (por enésima vez).
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