Fotoartis (F.A.): Según el libro Una mirada a cámara de Diego Coronado e Hijón, la primera crítica que recibe la fotografía es a tres bandas: primero, inventores y primeros técnicos (Daguerre); segundo, pintores y artistas (Paul Delaroche y Eugène Delacroix); y tercero, intelectuales-científicos (Gay Lussac) y literatos (Baudelaire). ¿Tan revolucionario fue el invento de la fotografía que desde todos los ámbitos hubo quienes se pronunciaron?
Fernando Infante (F.I.): ¡Qué bien que cites a Diego Coronado! Era un joven profesor de esta facultad fallecido desgraciadamente hace unos años. Pues su reflexión es muy acertada, la fotografía supuso uno de los choques culturales más llamativos de Occidente. Su aparición era por sí misma un enigma filosófico, una gran pregunta materializada. Técnicos, artistas y pensadores se sintieron igualmente interpelados de una manera que no había sucedido antes, y lo más curioso es que los tres terminaron asumiéndola sin resolver el enigma, y hoy, todos convivimos con ese elemento extraño que la cultura ha engullido pero no digerido. Muchos filósofos como Walter Benjamin o Roland Barthes han reflexionado sobre la fotografía, pero asumiendo la derrota de no llegar a su corazón.
F.A. El poeta Max Dauthendey publicó en 1912 el libro Der Geist meines Vaters (El espíritu de mi padre), dedicado a su padre, el daguerrotipista alemán Carl Dauthendey. En este libro recoge un artículo anónimo supuestamente publicado en el periódico Lepiziger Stadtantzeiger en el que se ataca a la fotografía por el carácter diabólico que el autor le da al daguerrotipo ya que viene de la Francia impía y pretende emular a Dios en la creación de imágenes. Aunque este artículo sea un texto apócrifo, seguramente revela lo que muchos pensaron cuando nació la fotografía. ¿Por qué desde sus inicios tuvo la fotografía tanta animadversión?
F.I. Por lo que te contaba antes. La fotografía era ante todo una materialización, una “revelación”, una manifestación, una “epifanía”, una “encarnación”. Demasiado contenido religioso, demasiados paralelismos con la revelación cristiana, y, no esperando aún la segunda venida del Hijo de Dios, no podía tratarse entonces de otra cosa que del mismo diablo. Lo que sabemos que pasó en muchas culturas cuando Occidente llevó a ellas la fotografía, no era muy diferente de lo que había sucedido en los reputados salones de la alta burguesía decimonónica.
F.A. El debate de si la fotografía es arte o no existe desde el mismo nacimiento del invento. Así, en 1897 el crítico francés Robert de la Sizeranne publicó el artículo «¿Es arte la fotografía?» en La Revue des Deux Mondes. Durante todo el siglo XIX el debate permanece abierto. Observando la poca atención que actualmente los diarios prestan a los eventos fotográficos a favor de otras formas artísticas como la pintura, ¿crees que todavía se duda de si la fotografía es arte?
Fernando Infante (F.I.): ¡Qué bien que cites a Diego Coronado! Era un joven profesor de esta facultad fallecido desgraciadamente hace unos años. Pues su reflexión es muy acertada, la fotografía supuso uno de los choques culturales más llamativos de Occidente. Su aparición era por sí misma un enigma filosófico, una gran pregunta materializada. Técnicos, artistas y pensadores se sintieron igualmente interpelados de una manera que no había sucedido antes, y lo más curioso es que los tres terminaron asumiéndola sin resolver el enigma, y hoy, todos convivimos con ese elemento extraño que la cultura ha engullido pero no digerido. Muchos filósofos como Walter Benjamin o Roland Barthes han reflexionado sobre la fotografía, pero asumiendo la derrota de no llegar a su corazón.
F.A. El poeta Max Dauthendey publicó en 1912 el libro Der Geist meines Vaters (El espíritu de mi padre), dedicado a su padre, el daguerrotipista alemán Carl Dauthendey. En este libro recoge un artículo anónimo supuestamente publicado en el periódico Lepiziger Stadtantzeiger en el que se ataca a la fotografía por el carácter diabólico que el autor le da al daguerrotipo ya que viene de la Francia impía y pretende emular a Dios en la creación de imágenes. Aunque este artículo sea un texto apócrifo, seguramente revela lo que muchos pensaron cuando nació la fotografía. ¿Por qué desde sus inicios tuvo la fotografía tanta animadversión?
F.I. Por lo que te contaba antes. La fotografía era ante todo una materialización, una “revelación”, una manifestación, una “epifanía”, una “encarnación”. Demasiado contenido religioso, demasiados paralelismos con la revelación cristiana, y, no esperando aún la segunda venida del Hijo de Dios, no podía tratarse entonces de otra cosa que del mismo diablo. Lo que sabemos que pasó en muchas culturas cuando Occidente llevó a ellas la fotografía, no era muy diferente de lo que había sucedido en los reputados salones de la alta burguesía decimonónica.
F.A. El debate de si la fotografía es arte o no existe desde el mismo nacimiento del invento. Así, en 1897 el crítico francés Robert de la Sizeranne publicó el artículo «¿Es arte la fotografía?» en La Revue des Deux Mondes. Durante todo el siglo XIX el debate permanece abierto. Observando la poca atención que actualmente los diarios prestan a los eventos fotográficos a favor de otras formas artísticas como la pintura, ¿crees que todavía se duda de si la fotografía es arte?
F.I. No lo creo, lo que sucede es que la fotografía sigue siendo enigmática. La fotografía ha sido popularizada, democratizada, pero como se democratiza a los mitos e iconos contemporáneos. Es inasible, inalcanzable.
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