Fotoartis (F.A.): Baudelaire, en su artículo «El Salón de 1859», arremetió contra la fotografía por su cercanía con el realismo: «En cuanto a pintura y escultura, el credo actual de la gente de a pie, sobre todo en Francia, es el siguiente: “(...) La industria que nos brinde un resultado idéntico a la naturaleza será el arte absoluto”. Un dios vengativo cumplió el deseo de la multitud. Daguerre fue su Mesías». Además, Baudelaire también dijo: «(...) El arte se pierde respeto a sí mismo (...) y el pintor tiende cada vez más a pintar no lo que sueña sino lo que ve». ¿Para Baudelaire era una característica indispensable del arte la imaginación en contraposición con el realismo?
Fernando Infante (F.I.): Sí, claro. Más que la imaginación, la capacidad para saber ver lo oscuro y lo profundo en la superficie limpia de las cosas. Aunque Baudelaire rechazara en este Salón del Louvre la fotografía por su realismo, hay algo que me extraña siempre… porque precisamente gran parte de la fotografía de mediados del XIX reproducía los mundos decadentes, corruptos y derruidos de la poesía de Baudelaire. En la actualidad hay muchos fotógrafos que han vuelto a ese estilo, como Joel-Peter Witkin. Puede que Baudelaire viera en la fotografía una poderosa competencia de su certera poesía.
F.A. Baudelaire, en una carta que escribió a su madre contándole que quería un retrato suyo, dice: «Todos los fotógrafos, incluidos los más excelentes, tienen manías ridículas. Consideran una buena imagen aquella en la que las verrugas, las arrugas y todos los defectos, todas las trivialidades del rostro aparecen bien visibles y exagerados; cuanto más cruda es la imagen, más contentos se sienten (...)». ¿Por qué Baudelaire rechaza el realismo?
F.I. Tenía una visión de la fotografía como puro registro de la realidad, no había percibido sus valores contemplativos y expresivos, sus valores subjetivos. Si lo hubiera visto así se hubiera dado cuenta de que la fotografía descubre los defectos y los deforma como él mismo hacía en su obra.
Fernando Infante (F.I.): Sí, claro. Más que la imaginación, la capacidad para saber ver lo oscuro y lo profundo en la superficie limpia de las cosas. Aunque Baudelaire rechazara en este Salón del Louvre la fotografía por su realismo, hay algo que me extraña siempre… porque precisamente gran parte de la fotografía de mediados del XIX reproducía los mundos decadentes, corruptos y derruidos de la poesía de Baudelaire. En la actualidad hay muchos fotógrafos que han vuelto a ese estilo, como Joel-Peter Witkin. Puede que Baudelaire viera en la fotografía una poderosa competencia de su certera poesía.
F.A. Baudelaire, en una carta que escribió a su madre contándole que quería un retrato suyo, dice: «Todos los fotógrafos, incluidos los más excelentes, tienen manías ridículas. Consideran una buena imagen aquella en la que las verrugas, las arrugas y todos los defectos, todas las trivialidades del rostro aparecen bien visibles y exagerados; cuanto más cruda es la imagen, más contentos se sienten (...)». ¿Por qué Baudelaire rechaza el realismo?
F.I. Tenía una visión de la fotografía como puro registro de la realidad, no había percibido sus valores contemplativos y expresivos, sus valores subjetivos. Si lo hubiera visto así se hubiera dado cuenta de que la fotografía descubre los defectos y los deforma como él mismo hacía en su obra.
F.A. La fotografía realista muestra lo que hay. ¿Es la fotografía un testimonio incómodo de su tiempo?
F.I. Desgraciadamente no, porque somos inmunes a muchas imágenes. Y las imágenes nunca son imparciales, nunca son ingenuas, nunca son neutrales. Los testimonios de la fotografía siempre provienen de intencionalidades muy particulares.
F.A. Se suele decir que «una imagen vale más que mil palabras» pero actualmente estamos tan saturados de imágenes que son pocas las que todavía consiguen conmovernos. ¿Crees que ahora valen más mil palabras que una imagen?
F.I. Desgraciadamente no, porque somos inmunes a muchas imágenes. Y las imágenes nunca son imparciales, nunca son ingenuas, nunca son neutrales. Los testimonios de la fotografía siempre provienen de intencionalidades muy particulares.
F.A. Se suele decir que «una imagen vale más que mil palabras» pero actualmente estamos tan saturados de imágenes que son pocas las que todavía consiguen conmovernos. ¿Crees que ahora valen más mil palabras que una imagen?
F.I. En muchos casos sí. Se ha vuelto curiosamente a la palabra como síntoma del silencio. Es extraño. En cualquier caso hay imágenes que pueden reproducir ese silencio, la reflexión, la contemplación…
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